El Estado tiene que ser parte del desarrollo de la industria naval

Desde la Asociación Bonaerense de la Industria Naval (A.B.I.N) buscan posicionar a la actividad con un concepto integrador y federal. Además vienen trabajando para impulsar una mayor financiación para el sector y propiciar desde el Estado el “compre argentino”. Conversamos con la flamante presidenta de esa entidad.

“Pensar que la industria naval es tan sólo construir un barco sin tener en cuenta el contexto puede ser un grave error” explicó Sandra Cipolla, presidente de SPI Astilleros y titular de ABIN, en una entrevista realizada desde Mar del Plata.

Según su visión hay que poder concebir una industria naval desde un concepto integrador, no sólo de una cadena productiva sino en relación con los puertos y las propias vías navegables. Para la presidenta de ABIN “debemos ver la industria naval como un nodo logístico, que incluya el litoral fluvial, marítimo, el comercio exterior y los puertos. Desde la Cámara “trabajamos a partir de esta visión y perspectiva”, destacó.

Por ello, desde su punto de vista, ha sido negativa la separación de las leyes de fomento de la marina mercante, y la industria naval, que terminaron siendo sancionadas como dos Leyes independientes.

Asimismo advirtió que la industria naval debe abordarse con un enfoque federal y señaló contrastes que se dan en la actualidad en el sentido que hay una realidad que parece floreciente cuando hablamos de industria naval en la zona oceánica; con contratos genuinos que posibilitan un crecimiento real de un segmento del mercado como es la pesca; pero que se debe trabajar para potencializar la industria naval en lo que es el litoral.

¿Cuál es la propuesta de ABIN para reactivar la industria naval y la marina mercante?

Sandra Cipolla: Nosotros durante muchos años trabajamos en el concepto de una Ley de Marina Mercante y de Industria Naval. Lo pensamos como una unidad. No podíamos pensar una industria naval disociada del desarrollo de una marina mercante.

Pero luego las Leyes fueron sancionadas separadas, con distintas Autoridades de Aplicación, eso en un principio fue un golpe muy fuerte para nosotros, porque considerábamos que al haber separado algo que realmente está tan intrínsecamente relacionado, no íbamos a terminar en un buen lugar, y así pasó, no terminamos en un buen lugar, ni la industria naval ni la marina mercante.

Nos dicen que ambos tenemos Leyes, pero lo cierto es que la Marina Mercante no ha sido reglamentada en sus articulados, y en el caso de la industria naval quedaron afuera dos puntos que eran muy importantes, por un lado el tema de la financiación y su fondo; y por el otro lado la cuestión específica de los bonos de capital Esos dos artículos fueron vetados por la gestión anterior y nos dejaron desprovistos del verdadero contenido de la Ley.

Para la industria naval la financiación es clave, porque la construcción de buques y artefactos navales no necesita sólo de la capacidad de ingeniería o de infraestructura de la Argentina, sino que también depende del crédito. Así es cómo se sostiene la industria naval en todo el mundo, con vías específicas de crédito porque se trata de bienes de capital que se amortizan en muchos años.

Por ese motivo estamos trabajando nuevamente sobre estos temas. La Secretaría de Industria del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación nos convocó a trabajar en conjunto con ellos, para formar parte del Consejo Productivo Social y Sectorial, y desde ahí poder trabajar los ejes que la industria naval entiende que puede aportar.

Entre ellos, estamos trabajando desde el año pasado en una línea específica para la construcción de buques. El 15 de diciembre fue la última reunión de la mesa. Allí se abordaron distintas cuestiones, y una era el tema del financiamiento. Otra es la importación de buques usados para darle un marco normativo que no perjudique y permita a la industria naval nacional trabajar.

Este año tenemos que retomar esa mesa en el Consejo, y lo que queremos abordar ahí también es como el Estado tiene que ser parte del desarrollo de la industria naval. Creemos que el Estado tiene que implementar el compre argentino. Creemos que el estado debería impulsar que las embarcaciones que necesita el país puedan estar construidas por lo menos en una proporción en la Argentina.

Entendemos que estamos en un momento difícil de una pandemia que afecta a todos, pero también el Gobierno ha manifestado que tiene el interés de buscar herramientas específicas que le den cuerpo a esa Ley que quedó en el camino, y en ese sentido estamos trabajando.

Ahora, ¿cómo se encuentra la Argentina en materia de costos, porque el problema también es la falta de competitividad?

S.C.: Bueno si comparamos a la Argentina con Europa, es un momento en donde estamos competitivos en costos. Ahora sí nos vamos a comparar con países como China o Paraguay, claramente ahí no lo somos, pero también nuestros astilleros y la industria naval de nuestro país gozan de una calidad y determinadas condiciones laborales para nuestros trabajadores que esos países no tienen. Nosotros contamos con una gran calidad de ingenieros, medidas de seguridad e higiene, cuidado del medio ambiente y aplicamos parámetros que hacen que nuestros productos estén a la altura de Europa. Eso tiene un valor diferencial que no se puede comparar a lo que pueden estar ofreciendo algunos países como Paraguay, China o Vietnam, por citar ejemplos.

La diferencia de costos también tiene que ver con un tema impositivo ¿Cree que hace falta una reforma en ese sentido?

S.C.: Más allá de que es cierto que Argentina tiene una alta presión tributaria, que hay que mejorar, pensar que sólo se resuelve la competitividad de la industria naval a través de la baja de impuestos es un error.

La industria naval tiene un valor agregado, de profesionales y de calidad que no necesariamente debe ser abordado del lado de los costos de los impuestos. Esa es nuestra visión. Podemos decir que tenemos el 35% de ganancias y en Paraguay tienen el 5%, o que nosotros pagamos el 21% de IVA y ellos pagan el 10,5 . Pero sinceramente yo prefiero construir como lo hacemos acá -que implica tal vez construir menos-, y brindar a los trabajadores buenas condiciones laborales como ocurre en la Argentina; y no tener la precaria calidad laboral que muchos de esos países tienen porque ,evidentemente, la forma en que los países pueden crecer tiene que ver con la relación económica que tienen con los impuestos.

Ustedes en el astillero tienen experiencia porque construyeron buques pesqueros.

S.C.: Si, en Mar del Plata hemos construido no sólo embarcaciones de pesca sino también dos remolcadores de puerto, uno para la firma Antares y otro para La Plata Remolques, que son equipos de última generación construidos con un acuerdo de intercambio de tecnologías con la firma Damen Shipyard.

También hay otros astilleros que están construyendo, por ejemplo, en un astillero de Tigre se hicieron dos remolcadores. Argentina tiene capacidades que van más allá de la pesca en cuanto a la construcción de buques navales. Incluso las propias barcazas que se han construido oportunamente para el transporte de hidrocarburos, en donde es indudable la calidad y el trabajo que se necesita para ese tipo de embarcación.

Respecto a si somos competitivos, la prueba está en que hay armadores de la pesca, de la logística, que han preferido en varias oportunidades construir en astilleros argentinos. Eso significa que somos competitivos, porque sino no hubieran puesto ninguna orden de compra, y acá hay órdenes de compra en el país que se han llevado adelante.

A veces la situación del país te obliga a sacrificar renta, pero yo creo que hay armadores que están dispuestos a seguir apoyando y apostando por la industria del país. Podemos hacer las inversiones que necesitamos para lograr ser más competitivos.

También se debe tener en cuenta que es muy difícil poder planificar para un país que cambia cada cuatro años de política. En el caso de la industria naval, si se pensó e invirtió en toda una infraestructura para desarrollar y construir en el país remolcadores y luego se cambia esa política, porque se permite la importación de remolques usados, entonces todo ese proceso productivo que se pensó para atender ese mercado se destruye.

Si bien es cierto que estamos en un país complejo, podemos ser competitivos porque trabajamos con calidad y eficiencia y cumpliendo todas las normas que el país tiene en términos de reparación y construcción naval.

Actualmente se plantean cambios con respecto a concesiones que se vencen, con licitaciones y proyectos que implican inversiones a largo plazo. ¿Cree que es un momento para plantear estos temas y buscar que el desarrollo de la marina mercante nacional y la industria naval pueda acompañar estos procesos?

S.C.: Todo cambio lo primero que genera es resistencia, la modificación del statu quo genera controversias, porque los esquemas productivos están armados en base a algo que está funcionando. Más allá de que nosotros entendemos que el Decreto 949 no es un cambio, sino que es mantener el mismo statu quo.

Desde el humilde lugar que tenemos en la industria naval hemos hecho una presentación al Consejo Federal de la Hidrovía, para que llegado el momento de la licitación se tenga en cuenta el “compre nacional”. Hicimos un resumen de los últimos 25 años de esa concesión, en donde pedimos que se incorpore a la industria nacional, porque nosotros tenemos talleres que están habilitados para que haya un compre nacional integral. Qué quiero decir con esto, que hay un montón de equipamiento náutico que la Argentina está en condiciones de fabricar, que los talleres fluviales estarían en condiciones de construir, y sin embargo se utilizan embarcaciones usadas.

Esa presentación la hicimos no sólo ante el Consejo Federal de la Hidrovía sino que se lo acercamos también al Gobernador de la provincia de Buenos Aires. También la hemos presentado en la Secretaría de Industria. Para que al avanzar con la licitación se tenga en cuenta que se tiene que pensar en la oportunidad de poder generar un derrame en la economía nacional.

Si bien estamos hablando de una licitación internacional, creemos que las empresas que ganen la licitación podrían hacer inversiones que generen cambios en lo que es la industria naval y la marina mercante.

Un tema muy presente en todas las licitaciones tiene que ver con el cuidado del ambiente. ¿Cómo ven ustedes, como constructores navales, las posibilidades de incorporar tecnologías más ecológicas, como ser buques propulsados por GNL o por hidrógeno? ¿Esos proyectos son viables económicamente, pueden desarrollarse en la Argentina?

S.C.: En el astillero, y desde la Cámara, hemos desarrollado entre 2013 y 2014 un remolcador de empuje con la idea de que tuviera combustible dual.

Este proyecto por una cuestión de la propia economía quedó relegado. No digo que no sea posible, creo que nosotros tenemos que acompañar los procesos y desarrollos tecnológicos que se realizan en el mundo, pero tenemos que ser conscientes que la Argentina tiene sus propios tiempos y realidades, y hay cuestiones que tienen que ser analizadas.

En cuanto a la iniciativa de incorporar energías limpias a los procesos licitatorios creo que la Argentina tiene hoy normativas y legislación que van en sintonía, se adecúan a todas esas cuestiones y es lo que nosotros debemos respetar.

¿Cómo ha sido el balance de trabajo para SPI en años complicados por la pandemia? ¿Ustedes ahora están construyendo una draga?

S.C.: SPI Astilleros está emplazado no sólo en Mar del Plata sino también en Caleta Paula, en el puerto de Caleta Olivia, y también tenemos un establecimiento en Campana, en la zona de la Vía Navegable Troncal o más comúnmente llamada hidrovía.

La verdad que si analizamos los resultados hemos tenido dos años de crecimiento sostenido tanto en Mar del Plata como en Caleta Paula, en todo lo que es reparación de buques, tanto en 2020 y 2021; y eso para nosotros ha tenido un impacto positivo en términos de lo que es el resto de la industria. Inclusive hemos mejorado, a pesar de que la pandemia impacta en forma muy importante en todo lo que son los procesos productivos.

Además, en Mar del Plata en particular, hemos tenido la suerte, que es también el resultado del trabajo de los años, de poder consolidar la construcción de un buque pesquero de gran envergadura. En términos de tamaño es el buque de mayor porte que se va a construir hasta el momento en Argentina. Así que nos sentimos realmente orgullosos de esa tarea.

A su vez, la semana pasada hemos consolidado el segundo contrato de una embarcación de similares características. Es decir que en términos de construcciones el astillero tiene un panorama de 3 años vista como mínimo; y en reparaciones venimos cumpliendo todo el plan anual. Así que tanto los clientes, como la PNA como autoridad de aplicación, junto con el astillero, venimos trabajando muy bien.

Pero en Campana se nos presenta otra realidad. Ahí el segmento está enfocado a la prestación de servicios a los buques o artefactos navales que operan en el canal troncal y en todos los vasos comunicantes que tiene el Paraná. Allí estamos con una baja de trabajo muy importante, que no tiene que ver con la pandemia.

Lo cierto es que la Argentina desde hace un par de años perdió una oportunidad histórica de crecer en el litoral fluvial, que era un sector en donde se veía potencialidad tanto en el tema de las barcazas como remolcadores. Eso lamentablemente fue traccionado por Paraguay por distintas políticas y razones, y ha generado que hoy todo el cordón industrial fluvial del litoral no está con las mismas condiciones que se dan por ejemplo en Mar del Plata, que tiene un tema coyuntural con la pesca.

En cuanto a la draga, SPI hizo una inversión y está construyendo en este momento en Campana una draga de interior de puertos.en todos los puertos existe el problema del sedimento y la falta de calado, por las características de los ríos y por las bajantes que se están dando. Por eso la idea de esta inversión tiene que ver con eso, es para el mantenimiento propio de nuestras unidades productivas en Mar del Plata, Caleta Paula y Campana, y luego para que sea una prestadora de servicios para trabajos a realizarse en los interiores de los puertos

Por último, ¿cómo es la interacción entre el sector académico con el productivo?

S.C.: Todo el conglomerado naval trabajó e hizo mucho esfuerzo para que la carrera de ingeniería naval no se perdiera y logramos aumentar los matriculados, sobre todo con el trabajo que se hizo con la UTN acá en Mar del Plata, con el ITBA en Buenos Aires y la propia UBA.

Nosotros hoy tenemos 14 ingenieros trabajando en SPI que se han recibido, y alrededor de 20 que están en la etapa final haciendo pasantías; además hay otras empresas de nuestra cámara que también han tomado la misma iniciativa.

Creo que tenemos que prepararnos para que la industria naval pueda absorber a estos jóvenes. Por eso la defensa, con convicción, de una política que busque desarrollar la marina mercante, no para nosotros, sino para el futuro que son los jóvenes y el trabajo. Necesitamos empresarios que estén dispuestos a invertir en Argentina, que los hay; y el país realmente se merece poder construir todo lo que flote en la Argentina, porque la desocupación y el hambre solamente se puede bajar generando trabajo.

Nosotros desde la Cámara trabajamos permanentemente en ese sentido, tenemos acuerdos con las universidades Desde SPI también hemos firmado un acuerdo con el Consejo Profesional de Ingeniería Naval para apoyar a los nuevos profesionales con el costo de la matrícula. Es decir, se vienen haciendo acciones de forma permanente para lograr una mayor relación de todo el entramado productivo con el académico. De esa manera, apostamos a lograr un salto cualitativo mayor al que ya tenemos en la industria naval.
Fuente: https://comex-online.com.ar/noticias/val/58504/-el-estado-tiene-que-ser-parte-del-desarrollo-de-la-industria-naval%C2%A0.html